¡Ponte regio, bombón, que toca pagar impuestos!

El ministro de Economía quiere que nos enamoremos de Sunat. Nos habla de una entidad invisible y amigable a disposición del contribuyente, de la futura Miss Simpatía del sector público.

Me la estaba empezando a creer hasta que sonaron las alarmas. Me preocupa el énfasis que le pone al tema de la deducción de gastos en salud y vivienda, y esto me origina varias preguntas:

Actualmente hay una deducción ciega de 7 UIT y sugiere poder deducir hasta 10 UITs por gastos de vivienda y salud. Se mantendrían ambos sistemas como opcionales o se migraría a un sistema único, con lo cual una persona soltera y sin hijos podrá deducir montos mínimos frente a aquella con hijos. ¿El que tiene una familia más numerosa tendrá un régimen especial?

¿Como harán los trabajadores de quinta categoría que hoy no presentan declaración jurada si quieren acogerse a este régimen? ¿Canalizarán el proceso de aprobación de gastos deducibles a través de su empleador?

Si tienen seguro de salud, ¿solo podrán deducir gastos de vivienda? ¿Primas de seguro? ¿Existirá un tope para cada concepto o podrán deducir el íntegro en uno solo? ¿Los adultos mayores podrán deducir más gastos en salud? Si tienes vivienda propia, ¿deduces una renta presunta?

¿Los contribuyentes tendrán que guardar los comprobantes de pago físicos por cinco años o se realizará una “bendición” previa a cada declaración y pago anual?  Existirá capacidad de fiscalización sin tener que aumentar desmesuradamente el número de empleados? ¿Tendrán que quintuplicar sus oficinas de “Orientación al Contribuyente” cuya asesoría, dicho sea de paso, podría no ser vinculante?

¿El Tribunal Fiscal tendrá esa misma tónica? ¿Será expeditivo y, ante la duda, fallará a favor del contribuyente? ¿O se convertirá en la suegra fisgona que siempre malogra el romance?

Me queda clarísimo que los grandes ganadores serán los contadores y abogados, simplemente porque hay gente que le tiene pánico a la Sunat y su simple mención le congela la cara. No son capaces de leer una carta inductiva o acceder al PDT.

Para los grandes perdedores, aquellos profesionales de blanco que exigen pago en efectivo y no dan comprobante, lo lamento: ¡se les acabó la fiesta!

Pero ojo, señor lector, esa “novia” seguirá siendo exigente y obviamente solo será fiel si declaramos, si pagamos hasta el último centavo y si cumplimos con las mil formalidades que según nos han ofrecido, van a ser reducidas y simplificadas. Recuerde que el verdadero amor es muy exigente pero vale la pena. ¡Bienvenida la nueva Sunat!

Fuente: político.pe