Gestionar el inicio de un negocio es complejo, dado que de este depende toda la estructura de tu proyecto. El proceso de emprender no es lineal, sino circular. Siempre se está (o se debería estar) experimentando. Y eso es así, porque el mercado es cambiante, la competencia, las necesidades de los clientes, los precios, los proveedores, las normas, etc.

Construir una estructura para emprender
Marta Nogueras, directora de Proyectos Lanzadera, considera importante que desde el principio el emprendedor entienda que tiene que montar una estructura de una empresa.
“Le proponemos que escriba la misión de su empresa desde el punto de vista del cliente. Cuando está empezando hay un miedo a escuchar un ‘no’ por respuesta y eso les desmotiva. Nosotros les decimos que un ‘no’ es positivo, porque les ayuda a descartar hipótesis que están teniendo. Si escribes una misión acortas y acotas mucho más hacia dónde quieres estar ‘atacando’ a tu cliente. Intentamos que la propuesta de valor quede claramente definida y desde un punto de vista del cliente. Trabajamos con el emprendedor el trabajo con el contacto con el cliente y estrategias para captar esos primeros clientes”.
¿Qué habilidades básicas debe tener una persona que quiera vender su producto al mercado?
“Hay dos tipos de habilidades: unas son las innatas y otras las aprendidas. La mayoría son aprendidas. Es cierto que hay personas que son más empáticas, optimistas, activas, magnéticas, sociables, que parece que es más fácil que puedan vender, pues esas no son las decisorias, aunque viene bien tenerlas.
La mayoría de las habilidades del buen comercial son aprendidas como la capacidad de escucha, educación, determinación, puntualidad, orientación a resultados, capacidad de trabajo en equipo, disciplina, persistencia, entender al cliente, ser confiable, saber comunicar, tener conocimiento, capacidad técnica. En Minerva trabajamos una fórmula: el valor del profesional comercial es igual a la capacitación más las habilidades por la actitud”.
Cultura financiera para emprender
Probablemente, la parte financiera de un proyecto sea la que más asuste de inicio, principalmente, por desconocimiento. Por eso, “el primer consejo es que el emprendedor se debe preocupar por adquirir cultura financiera”, afirma Pablo Couso, director comercial de Datisa.
La perspectiva que se tiene cuando trabajas por cuenta ajena es muy diferente de la que se debe tener cuando te haces empresario. “Un error muy frecuente en el emprendimiento es que se pone el foco exclusivamente en la parte de negocio (es decir, en la parte comercial). Normalmente, la gente emprende en un negocio que le es natural, por su experiencia profesional o por gustos.
Un error que se comete desde el principio es que hay una delegación de la parte financiera en una asesoría y se deja fuera del negocio, porque se entiende que lo financiero tiene más que ver con la presentación de cuentas a Hacienda que con el control del negocio. Y ese error supone que el foco, a nivel de control de resultados, se pone exclusivamente en la parte de ventas, mientras que en una empresa no basta con poner el foco solo en los ingresos, sino que también hay que llevar un control exhaustivo de los gastos presentes y futuros”.
En ese sentido, no es necesario ser un experto contable, pero sí tener unos conocimientos básicos de finanzas. “Y eso te permitirá tomar dos decisiones importantes. Una, que las herramientas en las que te apoyes para soportar tu negocio a nivel de gestión y de control de datos sean más completas, es decir, que no solo se enfoquen en la parte de facturación, compras y almacén, sino que también se enfoquen en la parte contable financiera. Eso te permitirá visibilizar desde el principio de la apertura de tu negocio datos tan importantes como los gastos, la rentabilidad, etc.
Y la segunda decisión es crear una cultura financiera en tu organización desde el principio, es decir, que esa sensibilidad esté en todos los miembros de tu organización (ventas, administración, compras, almacén, logística, etc.)”, recomienda este experto.
Conceptos básicos del emprendedor novato
Para Couso, es importante saber diferenciar tu sueldo de los ingresos de tu empresa. “Es bueno que el emprendedor se ponga un sueldo fijo y si luego hay beneficios al final del ejercicio, porque ha ido bien la actividad, decidir si se reparte entre los socios o se reinvierte en el negocio. Ese sueldo fijo debe estar acorde a los ingresos que calculas puedes ser capaz de generar, manteniendo la austeridad y prudencia. Es importante separar lo personal de lo profesional. Esto significa pensar en la empresa desde el primer día”.
También es importante tener en cuenta conceptos como el plan financiero. “Que puede sonar a algo muy complejo, pero es muy básico”, sostiene este experto. Consiste en hacer una planificación razonable de cuáles van a ser tus ingresos y tus gastos. Y dentro de los gastos, diferenciar los fijos de los variables.
“Los gastos fijos son aquellos que son independientes de la evolución del negocio como los alquileres, amortizaciones de inmovilizado, sueldos fijos, etc. Y los variables, aquellos que dependerán de la evolución del negocio. Entonces, hacer una estimación razonable de los ingresos y de los gastos”, recomienda este experto.
Ese plan financiero te va a permitir visualizar qué combinación de recursos vas a necesitar para poner en marcha tu negocio, “porque con ese plan financiero te estás centrando en ingresos y gastos, y todo eso está relacionado con tu estructura empresarial, pero para arrancar necesitas tener una capitalización mínima para adquirir una serie de inmovilizados, lo que te va a ‘obligar’ a adelantar un dinero. Y ese dinero que vas a necesitar para arrancar el negocio puedes obtenerlo de recursos propios que aportas al negocio”.
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