Cómo manejar tus finanzas personales en caso de un despido

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La fuente principal o única de ingresos para mucha gente es su empleo. Éste se puede perder por muchas razones: un recorte de personal en la empresa, cambio en las necesidades de la compañía, bajo rendimiento o incluso una quiebra, entre varias otras, desde luego.

Si nos toca, la noticia desde luego cae como balde de agua fría. Son situaciones que muchas veces uno no las ve venir, se dan de manera totalmente inesperada.

¿Qué hacer en ese caso?

*Lo primero es conservar la calma. *Ante una situación de esta naturaleza, si estamos en una empresa seria, seguramente nos darán una liquidación de tres meses de sueldo nominal, más lo que la empresa nos debe (días del mes trabajados que no nos han pagado, días de vacaciones a los que ya teníamos derecho pero no hemos disfrutado, parte proporcional de aguinaldo y prima vacacional). En caso de prestaciones superiores a la ley como fondo de ahorro, también se nos debe entregar el importe correspondiente incluyendo la contribución de la empresa.

Hay gente que piensa que también corresponde una indemnización de 20 días por año trabajado. Algunas empresas por política lo dan, otras no. En realidad sólo existe la obligación en ciertos casos, previstos en la Ley Federal del Trabajo, pero no de manera general. No es el fin de este artículo entrar en detalles o en polémica al respecto.

En general, en caso de pérdida de empleo, uno recibirá poco más de tres meses de salario, lo cual es un monto que nos ayuda y que se puede sumar a otros ahorros que uno tenga, por ejemplo, a nuestro fondo para emergencias.

Ahora bien, una vez que uno termina su relación laboral y comienza la búsqueda de otra fuente de trabajo, hay ciertos cambios que se deben hacer:

1. Terminar con una buena relación con nuestro empleador. Esto nos puede abrir otras puertas y además facilitar el camino en caso de que necesitemos constancias, cartas de recomendación, entre otras cosas.

2. Tratar de reducir los gastos al mínimo, particularmente diversiones o vacaciones, para tratar de “estirar” esa liquidación lo antes posible y no tener que recurrir a otro tipo de ahorros en caso de no encontrar un empleo pronto.

3. Si uno tiene un crédito hipotecario, posiblemente incluya un seguro de desempleo. Hay que usarlo: iniciar el procedimiento lo antes posible para no tener que hacer pagos al mismo hasta que encontremos un nuevo trabajo (o se termine el beneficio de la póliza —en ocasiones cubren hasta tres mensualidades, en otras, un poco más—). Usualmente se pide documentación comprobatoria de un despido, incluyendo carta de la empresa. Otra razón más para quedar en buenos términos con ella.

4. Uno de los problemas que aquejan a muchas personas son las deudas distintas al crédito hipotecario. Muchos tienen saldos pendientes en tarjetas de crédito o préstamos de nómina. Ésos, no hay remedio, se deben seguir pagando. Hay que tratar de mantenerse al corriente. Por eso siempre hay que tener cuidado con los créditos aunque uno los pueda pagar, porque un despido puede llegar cuando menos lo esperamos y un nivel alto de endeudamiento nos puede poner en un riesgo patrimonial muy grande. En dado caso, paguemos sólo el mínimo durante este tiempo.

5. Mantener las coberturas de seguros, en la medida de lo posible. En caso de que sea difícil, es importante acercarnos con nuestro agente de seguros para revisar opciones: en muchas ocasiones las hay.

6. Quienes tienen prestación de seguro de gastos médicos en ocasiones se enfrentan a que la empresa no había contratado el beneficio de conversión a individual (que tiene costo adicional) y entonces pierden su cobertura. Esto puede ser una gran tragedia en casos en los que algún miembro de la familia tiene una enfermedad crónica o una reclamación abierta. Éste es otro gran ejemplo de que es importante la cultura de previsión, conocer los beneficios o restricciones de las coberturas que uno tiene y, en dado caso, complementarlas de otra manera, con la asesoría de un buen agente.

7. Empezar de inmediato con la búsqueda de un nuevo trabajo. Para esto, las relaciones personales que hemos forjado son claves. Hay que pulir el currículum, pero buscar leer al respecto y asesorarnos con especialistas (uno mal hecho puede ser contraproducente y en lugar de abrir puertas, cerrarlas). Además hay que hacer una búsqueda dirigida (una mala estrategia es repartir solicitudes o CV en todos lados o a través de cualquier medio: los reclutadores las ignoran).

Lo que no se debe hacer, nunca, es gastarse la liquidación. Conozco gente, cercana, que ha comprado automóviles con su indemnización y después se ha quedado sin nada. La clave está, nuevamente, en una adecuada administración.

Fuente: Diario Gestión.
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